No quisiera irme de este Colegio, del pueblo de La Zubia.
No
quisiera, digo; sin antes recordar agradecidamente, lo agradable que ha sido
para mi trabajar con ustedes; con vosotros, mis alumnos y alumnas; y, por
supuesto con vosotros mis compañeros y compañeras, durante aproximadamente la
mitad de mi vida laboral.
Aquí se educó mi hijo, aunque nunca llegó a ser alumno mío,
¡gracias a Dios!
Y aquí he visto desfilar a unas cuantas generaciones…
Madres y padres que vienen a traer a sus hijos a Infantil o
incluso a Primaria, y que me hacen recordar, que en otro momento fui su Seño
y comentan anécdotas, hechos graciosos y
travesuras que en aquellos momentos parecían muy graves, y que vistos en la distancia y con la madurez
que dan los años, ahora se recuerdan con
cariño y simpatía.
Después de un montón de años dedicada a lo que ha sido
siempre mi vocación, ahora toca pasar a un segundo plano, al del descanso
merecido, al disfrute del tiempo libre, al tiempo dedicado a la familia y al reencuentro
con uno mismo, aunque ya “tinte las canas y pase por chapa y pintura” antes de
salir a la calle.
Y porque, ¡no hablamos de las revisiones de la ITV ¡
¡Casi 40 años de servicio a mis espaldas ¡
¡ Gracias ¡A las madres y padres que han depositado su
confianza en este colegio y en consecuencia en esta tutora, que han demostrado día
a día tanto cariño y a veces también preocupaciones, ¡por qué no decirlo!
¡ Gracias ¡A vosotros los alumnos y alumnas que habéis pasado
generación tras generación, con vuestras sonrisas, con los ojos abiertos al
mundo cuando habéis comprendido una explicación, mosqueado cuando se os ha
reprendido, aplaudido cuando os emocionáis, hecho la ola, cuando teníais ganas
de jaleo, y abrazado cuando teníais miedos o desencantos…
A los que me han llamado mamá e incluso a veces abuela… ¡a
esos también!
Y también a los que me
han espetado “seño te queremos”, pues ¿sabéis?: yo también os quiero.
Pues todo eso, me lo llevo conmigo, muy dentro, donde nadie
nunca me lo podrá arrebatar.
¡ Gracias ¡A mis compañeros, por tantas tareas, sudores y
momentos de programación, de competencias, de evaluación, de horarios, de
sustituciones, de visitas de la Inspección, de las dichosas sábanas de
evaluación individual…
A mi seño Reme, a la que recuerdo cuando éramos compañeras de
Instituto y con la que me reencontré en este colegio, ¡tan pasional como
siempre!…
A los presentes y a los ausentes, que han hecho posible esta
difícil tarea, LA DE ENSEÑAR.
A todos Ustedes, a todos vosotros y vosotras y A MIS
COMPAÑEROS con mayúsculas, os deseo que sigáis viviendo en carnes propias, la
emoción que produce compartir conocimientos, experiencias y emociones… con
personas, que te enseñan y te hacen aprender cada día.
Me llevo la satisfacción del deber cumplido, mejor o peor
hecho, pero eso sí, con el corazón.
No os digo adiós sino hasta luego, hasta cuando vosotros y
vosotras queráis recordarme para bien o para mal.
Os deseo lo mejor: que sigáis confiando en este magnífico
colegio y en los también magníficos profesionales que de forma silenciosa
trabajan día a día…
Un beso y hasta pronto,
Mª DEL PILAR SUÁREZ PÉREZ